Se encuentra postrado en el desierto de su cama que esta en el multiverso que es su cuarto. Su palacio, su reino, su mundo, aquel del que no quiere salir. Con la arrogancia del escritor excentrico y ermitaño solo puede conseguir un segundo de lucidez que lo lleve a pensar lo feliz que es, no necesita lo que se supone que el mundo le ofrece, todo fuera de sus dominios es muerte, caos, podredumbre, escombros de la perfecta creación, basura que no han podido robar, belleza bizarra, surrealismo contenido en las catástrofes producto de la sociedad, todo se reduce a la esperanza de que llegue un salvador y cambie todo.
El no necesita un salvador pues sabe que jamas vendrá, el sabe que ellos están mas solos que el aunque se encuentren rodeado de tantos, ignorantes y miserables, patético mortales que miran al cielo en busca de respuestas, tontos que solo saben esperar.
Observa el arma, ella es su amante, su única esperanza, la única verdad que importa, aquella que lo llevara a los brazos de Muerte, la toma entre sus manos en una especie de ritual, conoce su filo, la longitud de su hoja, su peso y su balance, la mira con cariño por sacarlo de su encierro y con desprecio por alejarlo de todo a lo que se había acostumbrado. No hay Dios que lo motive a seguir, no hay causas que lo empujen a luchar, no hay amor que lo consuele y lo haga vivir, solo queda su "Castigo", solo ella y el en una ultima reunión de amigos, una en la que hará papeles de Thanos y buscara reunirse con su musa.
La sangre cae, baña las sabanas, los suelos, el desorden entero que comprende su multiverso, la sonrisa adorna su rostro y el silencio lo cobija en su grandeza. Ni un alma fuera de los dominios de su reino fue testigo de tan hermosa ceremonia, nadie lo escucho, nadie lo extrañara, nadie sabrá que lo llevo a los brazos de Muerte.
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