Abro los ojos y me encuentro en un desierto, uno frio pero igual de desolado que el sahara, pienso en caminar(pero a donde?), cualquier dirección es lo mismo, necesito un guia, esperare la noche y quizá alguna estrella me guié. Cae la noche como lo esperaba, el cielo despejado, sin nubes, sin luna, sin estrellas. Algo no esta bien, la oscuridad es casi absoluta, pero se que algo se acerca, me observa a lo lejos, me asecha como a una presa. Debo escapar, correr en la desesperacion, liberar el miedo y que actué por mi, quebrantar mis emociones gritar por auxilio en una llanura solitaria sin esperanzas de respuesta, se que casi me alcanza, no puedo verlo pero siento su presencia. Un zarpaso me tumba al suelo tan oscuro como el mismo cielo que me cobija, la bestia esta encima de mi, puedo reconocer en sus ojos a mi atacante, un "invencible ángel" que se niega dejarme escapar, se lo que paso, yo libere a la bestia, soy culpable de mi cercana muerte(si tan solo tuviese a alguien que me ayudara a escapar).
Me niego a caer y peleo, no caeré en sus garras otra vez, debo pelear por el recuerdo de la luz debo, buscar la luz que extinga ese maldito mundo de tinieblas que me consume, debo buscarla a ella. Ella?, la luz que se aleja a la velocidad con que mi predador sombrío me ataca, debo regresar, así que me libero y empiezo a correr, no me reconozco en este mundo sin batallas, no me reconozco en este mundo en el que el miedo me posee a mi como a cualquier otro, debo correr huir, debo alejarme de ella, debo regresar a mi luz.
Es una fria mañana de abril(como otras extrañamente tantas), mi cama me parece insoportable, mi cuarto desagradable, mi vida se resume a la ultima pesadilla, y entre mis brazos, el ultimo recuerdo de mi luz.
Me niego a caer y peleo, no caeré en sus garras otra vez, debo pelear por el recuerdo de la luz debo, buscar la luz que extinga ese maldito mundo de tinieblas que me consume, debo buscarla a ella. Ella?, la luz que se aleja a la velocidad con que mi predador sombrío me ataca, debo regresar, así que me libero y empiezo a correr, no me reconozco en este mundo sin batallas, no me reconozco en este mundo en el que el miedo me posee a mi como a cualquier otro, debo correr huir, debo alejarme de ella, debo regresar a mi luz.
Es una fria mañana de abril(como otras extrañamente tantas), mi cama me parece insoportable, mi cuarto desagradable, mi vida se resume a la ultima pesadilla, y entre mis brazos, el ultimo recuerdo de mi luz.