Patético mundo que se autoconsume, se degrada y destruye sin ninguna contemplación.
Patéticos seres que intentan vivir una vida que no les pertenece, luchan tanto por un futuro que jamas podrán alcanzar, marchan orgullosamente sobre los de su misma especie sin importar a quien dañan.
Patéticos sueños y esperanzas la del hambriento y sin hogar.
Pobres son aquellos que no saben lo que quieren y navegan a la deriva por mares de supuesta autosatisfaccion y emociones, que se les otorgue la muerte antes de que se den cuenta de su miserable existencia. Que lloren los que han hecho sufrir y los que jamas supieron apreciar la hermosa luna llena, que sonría el ignorante por desconocer el paradero de su felicidad.
Montañas, lagos, bosques, selvas y ríos, toda la naturaleza en su esplendor, calles oscuras, edificios habitados por la amorosa soledad, ciudades poseídas por el silencio y el anonimato, testigos de los amores furtivos y no merecidos, ciudades consortes de los repudiados y solitarios sacerdotes de la desdicha y el despecho.
La nada encerrada en el corazón del vagabundo, el llanto ahogado por el beso alquilado, el patético miedo a la soledad se adueña de cada maldito rincón del mundo y posee a los seres que intentan justificar su existencia con religiones vacías y sin sentido, con templos de adoración para el Dios de la juventud perdida y la vejez no deseada. Patético todo aquel que esta contagiado con el arrepentimiento, con el virus de la indecisión y la mortal enfermedad que borra cualquier señal de sentimientos del alma humana. Patético el ser que se ha dado cuenta que no merece lo que tiene, que ha perdido lo que ama y que no quiere lo que la providencia se ha molestado en regalar.
Patético todo aquel que solo sabe respirar aire. Patético el Avatar del amor ya sea en pasado, presente o en el no tan lejano futuro.
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