Ella no sabia que pensar, su mirada tan seductora e inocente, amor reflejado de su justificado castigo, nunca jamas pensó que mientras vertía su ira sobre mi yo contemplaba su inalcanzable belleza.
Una lucha eterna entre una falsa idea del pasado y un prometedor futuro, fantasmas que torturan un sueño malconcebido y que no permiten lograr la fantasía única, fantasmas injustos que quebrantan y prohiben la adicción a ella, fantasmas que se oponen a que me acerque a aquella mujer cuyos ojos ven de ambas formas.
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