"Deseo habita en su corazón, grande como varias catedrales"
Cruel y piadoso, lujurioso y tierno, dulce y amargo, es ambiguedad. Fue, es, y sera mi momento egoísta de felicidad, la luz en sus ojos, el beso sanador, el sueño que me llevo a sus pies. Su cuerpo, su rostro, cada palabra seductora impregnada del adictivo y destructivo deseo.
Motivado por los caprichos el deseo nos abandona, nos consume, y nos limita tan solo a sentir regocijandose en el hecho de no matarnos y convertirnos en sus esclavos, y al desterrarnos de su reino nos deja solos, sentados en la oscuridad escribiendo alguna estupidez o un soneto de amor a su gemela desespero.
Deseo es el demonio que rie tras alguna ruptura indebida.
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