sábado, 22 de octubre de 2011

CXX

Jamas se puede huir de lo que se es, de lo que se merece, ni del destino. Peleamos miles de batallas solo para aceptar que el fin siempre nos cobija con la inmensidad de su manto y su fria personalidad.
Muchos huyen de la muerte, de la ausencia de vida, de la unica cosa que supera la existencia. Todos somos polvo, nada, solo somos nuestras acciones encarnadas y enfrentadas al olvido. 
Sangre derramada en vano, miseria, despojos de la supuesta inteligencia de los Dioses antiguos, particulas microscopicas en el universo de la eternidad.
Las consecuencias de los actos futuros se manifiestan hoy en la parodoja inexistente de la continuidad y nos humilla al decir que el tiempo es solo una ilusion, un espiral sin fin, un remolino de aguas oscuras en las que pasado presente y futuro da igual para aquellos que estan lejos de cualquier parametro establecido. No se puede huir de lo que se es, lo que forjo nuestro caracter es la decision futura que nos parece inevitable en nuestra vision, desprecios y mentiras, algunas sonrisas hipocritas, soledad en el conocimiento supremo de las palabras, ingenuidad en la tristeza, palabras mas afiladas que un puñal y un reflejo que nos pide a gritos ahogar este mundo en su misma sangre y pestilencia. 
Demonios nocturnos que contenemos con la excusa barata llamada Amor, miradas asesinas impregnadas de lagrimas de despecho, melancolia en el aire que penetra en los pulmones y te prohibe el respirar, el grito de un Dios herido silenciado con un beso, el fin de los tiempos, el sueño que jamas tuve.

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