Nada que ver ni escuchar, una noche mas, una noche buscando algunas respuestas, buscando una buena razón para dormir. Mientras entretengo mi vista leyendo algún fragmento del Arbatel mi mente se pierde en la nada buscando razones y excusas que justifiquen la inexistente lealtad. Uno de mis yo conversa con un cuervo sobre temas de desinterés publico, mientras otro yo mira a los cielos buscando a su ultima estrella y sonríe con algo de tristeza pues lo que busca no existe.
Y la noche transcurre, una noche donde algunas de los millones de ideas discuten por saber ¿quien tiene la razón? Una maldita razón con la que no se compra ni un segundo de felicidad. La tenue luz no basta para iluminar la lectura pero a mis ojos no les importa pues desde hace mucho rato toda mi atención esta en la conversacion con el cuervo, un único e inexistente amigo.
Tan rápido como los nuevos y desconocidos demonios se alzan de la oscuridad así mis sueños regresan al país de Morfeo abandonandome y amenazando con nunca regresar, y no podría culparlos pues es el reino de los sueños el lugar que deben habitar, no este corrupto y aburrido mundo lleno de mentiras primordiales. Pero es solo insomnio lo que me mantiene despierto, mis sentimientos colgados de mi cuello me protegen de la influencia de algunos viejos amigos que de vez en cuando me visitan impulsados por la nostalgia. Tantos fantasmas, tantos lamentos.
Tantas noches sin dormir buscando una respuesta que aun no consigo.
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