He pensado en tantas cosas, en el amor, el olvido, los nuevos amores, las nuevas ilusiones, las esperanzas y claro esta que el inservible orgullo. Por primera vez en mi vida no tengo miedo, la vida y la muerte se mezclan en un solo cuerpo informe de extraña belleza. He quedado ciego para la pintura y sordo para la música, no es que empecé a contaminar mi mente con algo que no sea Heavy Metal pero digamos que el gris es mejor color que el que aprecio hoy día, para mi todo es de un blanco incandescente, una luz demasiado brillante como para saborear.
He sido mutilado, ya no puedo amar. No es algo muy grave, después de todo muchos viven sin amor, y aun así respiran, no es algo mortal, simplemente todo mi ser fue encerrado en un ónix negro, la mortalidad me enferma y la eternidad me aburre, quisiera odiar a los que son felices, a las que me olvidaron, quisiera envidiar a todos los que pueden sentir, quisiera sentir superioridad, inspirar lastima, ser deseado, poder desear.
Extraño el dolor, ansió el placer, ese placer que viene con el sufrimiento, mi afamada y característica estampa de hombre triste se fue a algún lado, mis ojos están vacíos tanto como mi alma, un beso solo es un beso.
Que hermoso debe ser su cabello rojo, que lindo creo que estaba su cabello azul, mi mirada detallista se perdió y se sentó esperando al "supercalifragilisticoespialidoso" de mi señora y amada dama Muerte. Este es el fin del camino, he llegado donde debía, recorrí lo que trace y viví lo que pude, he de despedirme de quien quiera que pueda leer esto, los amara si pudiera, así que solo un adiós simple puedo escribir.
Adiós. Quizá algún día vuelva a escribir, quizá algún día nos veamos, quizá algún día vuelva a vivir.
Adiós.